Después de años de esconderse bajo identidades falsas, Mario Guadalupe N., considerado un prófugo peligroso y objetivo prioritario del FBI, fue finalmente detenido en Puebla, donde llevaba una vida aparentemente normal mientras era buscado por un homicidio que estremeció a California.
La captura ocurrió cuando policías estatales lo interceptaron y notaron que “algo no cuadraba” en su documentación. Minutos después, la bomba estalló: se trataba del mismo hombre que Estados Unidos había rastreado por más de una década.
Un crimen que sacudió a California
Mario Guadalupe N. es señalado por participar en un asesinato ocurrido en 2012, durante un intento de asalto que terminó en tragedia. Desde entonces, las autoridades estadounidenses lo seguían sin descanso, pues su rastro desapareció después del crimen.
Para evadir la justicia, habría utilizado nombres falsos, documentos apócrifos y diferentes estados del país para no ser localizado.
El fin de su fuga
La detención provocó un fuerte operativo: patrullas, agentes federales y personal especializado custodiaron el traslado del fugitivo hasta la Ciudad de México, donde fue entregado a autoridades norteamericanas para su deportación inmediata.
Fuentes cercanas al caso aseguran que Estados Unidos mantuvo una estrecha vigilancia durante los últimos meses, pues existían indicios de que el prófugo se movía entre distintos municipios del país.
Un golpe directo al crimen internacional
La captura fue celebrada como un “golpe contundente” contra los delincuentes que intentan ocultarse en territorio mexicano. Para las autoridades, este caso manda un mensaje claro: “ningún fugitivo, por más tiempo que huya, puede escapar de la justicia”.
Ahora, Mario Guadalupe N. enfrentará en Estados Unidos el proceso por el homicidio que lo convirtió en uno de los fugitivos más buscados.



