En su reaparición el ex presidente Andrés Manuel dijo que no quiere hacerle sombra a la presidenta Claudia Sheinbaum, pero al final sí lo hizo. Solo bastó observar los encabezados de los medios digitales, electrónicos y los contados impresos, en donde la sigla AMLO se posicionó mediáticamente en solo unas horas.
Haciendo a un lado la “paja” del vídeo de más de 40 minutos, la auto presentación del indiscutible líder de Morena mandó un mensaje único y lo que quiso decir es que él sigue vivo políticamente y que cuándo sea necesario va a salir a la plaza pública.
Al analizar de fondo las palabras de López Obrador, los especialistas en comunicación han sostenido que para entender al ex presidente hay que interpretar al revés lo que él dice. En otras palabras, es necesario dar un sentido opuesto a sus declaraciones porque ese es el fondo de sus mensajes.
Por ejemplo, cuando expuso cuáles serían las circunstancias en las que regresaría a la vida política, AMLO explicó tres escenarios y aunque ninguno de esos momentos se viven en México hoy, finalmente a esta fecha se sigue hablando de él como si alguno de esas posibles atmósferas “de riesgo” ya se vivieran para que él apareciera.
Otro momento imperdible del vídeo es cuando dijo que saldría para defender a la presidenta. Aunque parece un gesto amable para la mandataria, en el fondo pareciera que le resta capacidad a la mujer más poderosa del país, y que además es una de las personas más influyentes del mundo como lo afirman organismos internacionales.
En estos instantes que son tiempos de las mujeres, es más que claro las ellas no necesitan ser “salvadas o protegidas” por los hombres, pues las estadísticas muestran y confirman que son ellos quienes más las agreden o violentan.
En ningún momento en la historia del país ha sido necesario que alguien salga a defender a un presidente y tampoco hay registros de que un ex mandatario haya sido requerido para proteger a un titular del Poder Ejecutivo en turno, así que ofrecerse de escudo protector no le queda a AMLO y tampoco fue bien visto.
Claro que las huestes Lopez-Obradoristas celebraron la reaparición de su sensei. Esa es la otra cara de la moneda. Tras salir a la escena digital quedó evidenciado que miles lo extrañan y lo siguen recordando.
Al final la reaparición con el pretexto de hablar de un libro del que no mencionó prácticamente nada, hace entender que la presentación de López Obrador en realidad tenía otro objetivo: su posicionamiento político y satisfacer sus ansias de acaparar los reflectores, las cámaras y micrófonos porque son un alimento para su persona.
De igual manera quedó demostrado que el Andrés Manuel López Obrador sigue siendo, y será por un buen rato, el pilar más fuerte y el capital más valioso que tiene Morena y sus militantes. Ojalá que esa fuerza y poder que aún conserva el ex presidente no sea mal usado para obstruir a la actual gestión gubernamental que, aunque sea emanada del mismo movimiento, debe tener su sello y luz propia.
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