Donald Trump logró hacer lo que ningún expresidente había logrado en 130 años y regresará la presidencia, tras vencer a la demócrata Kamala Harris. Su presidencia empezará con varios asuntos pendientes en tribunales, algunos de los cuales podría hacerlos desaparecer una vez asuma el gobierno y el control del Departamento de Justicia.
Es un logro que no alcanzó ningún expresidente desde que Grover Cleveland ganara las elecciones de 1892, cuatro años después de haber perdido el control de la Casa Blanca. Cleveland quedó en el listado como presidente 22, por su ejercicio entre 1885 y 1889, y el 24, de 1893 a 1897.
Con su triunfo, Trump será ahora el presidente 47, tras haber sido el 45 entre 2017 y 2021.
El republicano se mantuvo en una posición competitiva contra el presidente Joe Biden hasta julio, y la conservó aun cuando Harris reemplazó a Biden como la nominada presidencial demócrata, pese a que ella logró recuperar mucho del terreno que el presidente había perdido.
Además de ese logro, Trump llegará a la presidencia como el único mandatario que ha sido hallado culpable de actos ilícitos en un juicio penal.
Las sentencias criminales de Trump lo ayudaron políticamente
Las sentencias en su contra parecen haber beneficiado a Trump, porque ayudaron a unir a las diferentes facciones del Partido Republicano, cuyos principales representantes denunciaron la supuesta naturaleza política de los procesos judiciales. Mientras tanto, la campaña del expresidente recibía abundantes contribuciones cada vez que se avanzaba en el proceso.
“El real veredicto será el 5 de noviembre”, dijo Trump en mayo, cuando un jurado en Nueva York lo halló culpable de 34 cargos por falsificar documentos relacionados al pago de 130.000 dólares que su entonces abogado, Michael Cohen, le extendió a la actriz pornográfica Stormy Daniels días antes de las elecciones de 2016.
El juez a cargo del caso de Stormy Daniels pospuso hasta noviembre, después de las elecciones, la audiencia para imponer sentencia a Trump, quien apeló el veredicto y busca retirar el caso de la corte estatal y trasladarlo a una corte federal.
El regreso de Trump a la Casa Blanca puso fin a una campaña electoral poco ortodoxa, y tiene profundas implicaciones para el sistema de justicia y tal vez para la democracia estadounidense.
Trump difundió abundante desinformación durante la campaña electoral, y también el centro de numerosas historias falsas. Como algunas teorías conspirativas que pusieron en duda la legitimidad del atentado que sufrió en un mitin en Pensilvania.
Trump entre casos judiciales federales y estatales
En enero, otro jurado de Nueva York ordenó a Trump compensar con 83 millones de dólares a la escritora E. Jean Carroll, quien había interpuesto una demanda civil por difamación contra Trump, quien apeló la decisión.
En Georgia, Trump enfrenta cargos de intentar revertir los resultados electorales de 2020. En marzo, un juez desechó algunos de los 13 cargos. La fiscal de distrito del condado Fulton, Fani Willis, apeló la anulación de esos cargos, mientras que Trump intenta remover a Willis del caso, que aún no llega a juicio.
Trump tiene abierto otro frente legal con juicios pendientes en el ámbito federal.
En julio, una jueza federal de Florida dejó sin efecto un caso penal contra Trump por presuntamente retener documentos confidenciales. El fiscal especial Jack Smith apeló la decisión.
Trump sostiene que no cometió falta alguna al retener documentos relacionados a su mandato como presidente.
Smith también presentó por segunda vez ante un juez del Distrito de Columbia los cargos contra Trump por presunta interferencia de elección federal.
Los cargos fueron presentados de nuevo para ajustarse a una decisión emitida en julio por la Corte Suprema, según la cual los presidentes, incluyendo a Trump, tienen inmunidad judicial cuando ejercen funciones correspondientes a su cargo.
Qué puede hacer Trump desde la Casa Blanca para resolver su situación
Con su victoria el 5 de noviembre, Trump podría ordenar a su fiscal general poner fin a los dos casos federales que enfrenta, lo cual complicaría a la fiscalía obtener una sentencia en el caso de Stormy Daniels.
El hecho de que ninguno de los dos casos federales llegó a juicio antes de las elecciones, pese a que los cargos fueron formulados con más de un año de antelación, subraya la complejidad de procesar a un expresidente y reivindica la táctica dilatoria que el equipo legal de Trump ha puesto en marcha.
También pone de manifiesto los obstáculos mayúsculos que la fiscalía enfrentó ante jueces designados por presidentes republicanos, incluyendo algunos designados por Trump.
“La realidad es que los esfuerzos por hacer que el expresidente rinda cuentas legalmente (antes de la elección), independientemente del ámbito político, ha fracasado en una amplia variedad de sitios por una amplia variedad de razones”, dijo a la agencia AP Craig Green, profesor de Derecho de la Universidad Temple. “Y lo que ello significa es que depende del pueblo estadounidense, no de los tribunales, lo que tienen en mente para el futuro presidente”.