A 30 años del despertar de ‘Don Goyo’, ¿es momento de preocuparnos por el Popocatépetl?
El 21 de diciembre de 1994, el volcán Popocatépetl sorprendió al mundo al reactivarse después de un largo período de inactividad. Este evento fue especialmente alarmante para los habitantes de las zonas cercanas, como el municipio de San Nicolás de los Ranchos, en Puebla. Para muchas personas, como Luis Mena, fue un momento de gran miedo, ya que nunca antes habían presenciado un fenómeno de tal magnitud. Luis recuerda cómo, en el año 2000, experimentó de nuevo el rugir del volcán, algo que no había ocurrido antes, lo que lo llevó a abandonar su hogar en busca de seguridad.
Hoy, 30 años después, más de 25 millones de personas viven a menos de 100 kilómetros del cráter, lo que convierte al Popocatépetl en uno de los volcanes más peligrosos y monitoreados del planeta. La pregunta persiste: ¿debemos preocuparnos por su actividad actual?
El estudio del pasado como clave para entender el futuro
Según el investigador Hugo Delgado Granados, del Instituto de Geofísica de la UNAM, el estudio de las erupciones pasadas del Popocatépetl es fundamental para comprender mejor su comportamiento y predecir posibles eventos futuros. A través del análisis de los depósitos de ceniza y piedra pómez hallados cerca del cráter, Delgado ha identificado al menos dos grandes erupciones que ocurrieron en la historia del volcán. Estos eventos, ocurridos hace siglos, nos revelan información crucial sobre la naturaleza explosiva del Popocatépetl y su capacidad para liberar grandes cantidades de gases y materiales incandescentes.
El investigador ha encontrado evidencias de una erupción importante en el siglo XVII, así como rastros de una erupción aún más poderosa hace aproximadamente 1.300 años, que produjo flujos piroclásticos destructivos. Estos descubrimientos indican que el volcán ha tenido erupciones explosivas de gran magnitud en el pasado. Según Delgado, es crucial saber cuándo ocurrieron estos eventos y con qué frecuencia, para poder hacer predicciones más precisas sobre el comportamiento del Popocatépetl en el futuro.
¿Una erupción de gran magnitud en el futuro cercano?
Aunque el Popocatépetl sigue siendo un volcán activo, Delgado Granados asegura que, en el corto y mediano plazo, es probable que su actividad disminuya y eventualmente regrese a un estado de reposo. Si bien la posibilidad de una erupción grande es baja en este momento, el volcán podría reactivarse de nuevo en varias décadas. Sin embargo, es difícil predecir con certeza cuándo ocurrirá una erupción catastrófica similar a la de hace 1.300 años.
¿Por qué despertó el Popocatépetl en 1994?
Los científicos explican que los volcanes se reactivan cuando una nueva inyección de magma llega a su sistema de plomería, originado a unos 120 o 150 kilómetros de profundidad. Esta masa de roca fundida asciende hasta la cámara magmática, y dependiendo de la cantidad de material, la erupción puede ser más o menos intensa. En el caso del Popocatépetl, aunque ha tenido erupciones violentas en el pasado, el ciclo actual de actividad es relativamente débil, aunque en ocasiones haya expulsado rocas del tamaño de un automóvil a distancias considerables, como entre tres y cuatro kilómetros.
Robin Campion, investigador del IGf, señala que, a pesar de la relativa calma del volcán en estos años, no debemos olvidar su potencial destructivo. “Lo que lo hace único son sus altas y sostenidas emisiones de gases”, comentó Campion, lo que lo coloca entre los volcanes más peligrosos del mundo.
El Popocatépetl: un emisor de gases activo
Desde su reactivación, el Popocatépetl ha mantenido una constante emisión de gases, lo que lo ha colocado entre los cinco volcanes que más gases emiten globalmente. Su magma es particularmente viscoso, lo que genera una dinámica diferente a la de otros volcanes, que tienen lava más fluida. Esta particularidad hace que los gases se acumulen y, de vez en cuando, provoquen explosiones cuando la presión interna supera el límite de la roca que bloquea la salida de los gases.
De acuerdo con los científicos de la UNAM, en la mayoría de los casos las emisiones de gases en el Popocatépetl son pasivas. Sin embargo, cuando el conducto por donde escapan los gases se obstruye temporalmente, la presión acumulada puede generar explosiones. Este fenómeno se ha observado en periodos de alta actividad, como el que comenzó en mayo de 2023, cuando el volcán mostró signos de una mayor liberación de gases y actividad volcánica.
El futuro del Popocatépetl
A pesar de las preocupaciones sobre su actividad, la probabilidad de una erupción devastadora en el corto plazo sigue siendo baja. Sin embargo, el Popocatépetl continúa siendo un volcán altamente vigilado y monitoreado, ya que su potencial para generar eventos explosivos catastróficos siempre estará presente. Los estudios realizados por expertos como Hugo Delgado Granados y su equipo permiten obtener un panorama más claro sobre el comportamiento de este gigante de la naturaleza, pero las preguntas sobre su futuro siguen siendo inciertas.
Lo que está claro es que, aunque hoy la actividad del Popocatépetl puede parecer contenida, su poder y capacidad para sorprender siguen latentes.