El expresidente Felipe Calderón se pronunció recientemente sobre la situación de seguridad en México, destacando que Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la oportunidad de corregir y mejorar la estrategia de seguridad del país. En sus declaraciones, Calderón reafirmó su postura sobre el combate al crimen organizado y recordó su propia lucha contra este flagelo durante su administración.
En relación con el caso de su exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, Calderón aseguró que durante su mandato nunca tuvo evidencia verificable que implicara a García Luna en actividades ilícitas. Subrayó que las agencias de inteligencia, tanto mexicanas como extranjeras, mantenían confianza en el entonces funcionario. Sin embargo, fue enfático al señalar que «quien infrinja la ley debe asumir las consecuencias de sus actos».
Calderón, a través de redes sociales, reconoció que no ha tenido acceso directo a las pruebas presentadas durante el juicio contra García Luna, pero sostuvo que respeta el proceso judicial y las decisiones de los tribunales. Aun así, reiteró que la responsabilidad de la seguridad en su gobierno no recaía exclusivamente en el secretario de Seguridad, sino en todo un equipo que combatía al crimen organizado con los recursos del Estado.
El expresidente defendió su política de seguridad, reconociendo que, aunque cometió errores, también hubo aciertos en la lucha contra un enemigo que, según sus palabras, buscaba capturar el Estado. Recordó que, al concluir su mandato en 2012, el crimen organizado retrocedía y el Estado avanzaba, y planteó que será la sociedad la que juzgue el impacto de sus decisiones en comparación con las de sus sucesores.
En este contexto, Calderón subrayó que abdicar frente al crimen organizado significa dejar a la población vulnerable ante un enemigo poderoso. Por ello, insistió en que su decisión de enfrentar al crimen fue lo correcto desde un punto de vista legal, moral y político, y que, de tener la oportunidad, volvería a tomar las mismas decisiones.
Finalmente, expresó su esperanza de que la actual administración de Sheinbaum aproveche la coyuntura para convocar a una verdadera política de Estado en materia de seguridad, que trascienda las divisiones políticas y permita unir esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado, al cual definió como el verdadero enemigo de México.