En estos momentos de paz y calma en Puebla, el Partido Acción Nacional (PAN) está promoviendo una narrativa negativa de la entidad a nivel nacional. Esta estrategia no es fortuita, ya que el PAN ha demostrado un interés histórico en cambiar la percepción pública sobre Puebla.
Un caso emblemático de este intento se remonta a 1996, cuando el partido estuvo involucrado en un polémico proceso electoral en el municipio de Huejotzingo, bajo el mandato del gobernador Manuel Bartlett Díaz. En aquella ocasión, se anuló la elección del presidente municipal Miguel Ángel Martínez Escobar del PRI, causando un considerable revuelo tanto a nivel nacional como internacional. Ana Teresa Aranda era la presidenta estatal del PAN en ese entonces, mientras que Felipe Calderón, futuro presidente de México, lideraba el partido a nivel nacional.
La anulación de aquella elección en Huejotzingo dejó una huella significativa en la política local, colocando al PAN en el centro del debate sobre la transparencia y la legitimidad electoral.
Hoy, desde el Senado de la República, figuras políticas como Xóchitl Gálvez, Mario Riestra y Ana Teresa Aranda mencionan presuntos casos de fraude electoral en la capital poblana.
En este periodo de tranquilidad que vive Puebla, el PAN parece estar dedicando esfuerzos a asegurar que la imagen del estado se alinee con los nuevos estándares y objetivos del partido.
Este cambio de estrategia resalta la relevancia de la imagen pública en la política y cómo las decisiones estratégicas pueden moldear la percepción nacional de un estado.
El Partido Acción Nacional continúa buscando maneras de proyectar una imagen negativa de Puebla, aprendiendo de los retos del pasado y adaptándose a las circunstancias actuales.