E joven sufrió un brutal accidente en enero de este año; estuvo a punto de perder la vida, pero salió adelante. ¡Se salvó de milagro!
A finales de enero, el hijo de Rafael del Villar y Vanessa Angers, Rafa Jr., sufrió un terrible accidente y estuvo en terapia intensiva.
“Volví a nacer. El 27 de enero estaba en una carne asada con mis amigos. Usé etanol (alcohol) que estaba en un bote para apurar las cosas. La flama se regresó a mí. Solté el bote, pero explotó en el aire y me prendí totalmente de la cintura para arriba”, comento Rafa Jr.
“Salí corriendo. No veía nada. Se me estaba quemando la cara. En el suelo empecé a dar vueltas. Escuché que cuando te incendias debes hacer eso,pero como tenía etanol en la piel y ropa no me apagaba”, comento Rafa Jr.
“Me echaron agua con mangueras, hasta que con un mantel mojado lograron apagarme la cara. Mi ropa seguía con fuego. Me la arranqué como pude. Me volvieron a abrazar con el mantel y me apagaron”, agregó.
“Sentía mucha desesperación porque no me apagaba. Para mí fue eterno. No sabemos cuánto tiempo pasó. Por los gritos que pegué aspiré fuego y humo”, dijo Rafa Jr.
“Me paré solo. Nunca perdí el conocimiento. El dolor era impresionante. Me vi en un espejo. Tenía la nariz y los labios carbonizados. Las orejas derretidas y casi no tenía piel”.
Rafael Jr.
Lo llevaron al hospital. Si hubiera esperado la ambulancia habría muerto. En urgencias se encontró con un amigo médico, cuyo padre es cirujano plástico especialista en quemados, el Dr. Xavier Sánchez, quien lo atendió inmediatamente.
“Yo gritaba que me durmieran. No aguantaba el dolor. El doctor le dijo a mi familia que estaba muy complicada la situación porque estaba quemado por dentro. Nos dijeron que solo tenía veinte por ciento de probabilidades de vida”.
Rafael Jr.
“Estuve en coma 18 días y pasé un mes en terapia intensiva. Fueron quemaduras de segundo y tercer grado en 49% del cuerpo. Me realizaron seis cirugías. Me reconstruyeron orejas, nariz y labios. Toda la piel de mi cara es nueva. Una parte de la nuca me la tuvieron que cortar para quitar la piel necrosada y quedó cicatriz”.
“Cuando desperté del coma tenía los labios engrapados e injertos y parches en toda la cara. Fue todo un proceso. Me daba miedo quedarme dormido y no despertar. Tenía muchas pesadillas e imágenes de fuego. Tuve que volver a aprender a caminar, hablar, comer. Dios ha sido mi fortaleza”.
“Los primeros días estaba muy enojado con Dios. Decía: ‘¿Por qué me pasó esto si yo me porto bien?’. Con todo lo que he vivido, Dios me enseñó que existe. Aprendí a valorar mi vida. No tengo palabras para describirlo. Fue un cambio muy duro. Me siento totalmente otro. Como si tuviera algo importante que hacer. Una misión”.
“No puedo salir durante un año. Solo en las noches. No me puede dar el sol. Tengo que ponerme bloqueador todos los días y cremas. Estoy en mi casa en el día. Veo qué cursos tomar o en qué puedo emprender. En las noches salgo a cenar. Me van a visitar amigos a la casa”.
“La única secuela es la mano izquierda. Se me quemó el nervio radial. Estoy en rehabilitación para agarrar fuerza”.
“Estoy motivado. Con ganas de un cambio. Quiero ayudar a la gente. Los milagros existen. Hay que confiar en Dios. Gracias a los que estuvieron al pendiente de mí”.
Su papá nos dijo: “Cuando llegué al hospital, Rafa estaba inducido en coma y en operación. Las vías respiratorias las tenía muy afectadas. Fue impresionante verlo quemado. Gracias a Dios, y a la buena energía, se hizo el milagro”, finalizaron.